Teoría y práctica sobre los principios mecánicos del sexo

¿Quién puede decir que nunca ha tenido dudas con su pareja?
¿Quién puede decir que el sexo no es importante en una relación sentimental?
¿Quién puede asegurar que el sexo no se convierte, en muchos casos, en el inicio de muchos problemas? Incluso aunque no los veamos venir…

Si a todas estas preguntas les añadimos inseguridades, los actos éticamente cuestionables, los secretos y un encuentro entre amigos con muchas más cosas en común de lo que se pueden imaginar, el resultado es una bomba.

Y esa bomba tiene forma de obra de teatro y su nombre es Teoría y práctica sobre los principios mecánicos del sexo.

El sexo. Eso que se dice tan rápido y que tan rápidamente puede desmoronarlo todo.

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Cartel de la nueva temporada en el Teatro Lara

El sexo llevado a escena

Marta, Daniel, Virginia y Carlos terminan una cena de fin de semana. Desvarían. Se lanzan reproches. Se miden las fuerzas. Todo es tranquilo, no nos engañemos, aunque la tortilla de patata no sea del gusto de todos. Pero viene la semana y cada cual tiene sus obligaciones. Llega el momento de separarse. Más cuando para volver a la rutina hay que coger un avión de vuelta a casa. En ese momento, el de la separación, se abre la vía a una nueva realidad. O a dos nuevas realidades. La de la Teoría y la de la Práctica. La de opinar de todo desde la autoridad que nos da ver las cosas desde fuera -o aparentarlo- y la de los nervios y las dudas cuando no se opina, sino que se vive en primera persona. Y en esta reunión de cuatro nadie puede decir que pertenezca enteramente y en exclusiva a una de esas realidades.  Ninguno puede decir que tenga completamente claro su lugar en la vida. En el mundo. Y mucho menos dentro de este particular cuarteto que gira en torno al sexo. En la teoría y también en la práctica. Sí, también en la práctica… 

¿Qué nos lleva a actuar de una u otra manera cuando el sexo se interpone entre dos personas?

César Oliver, Laura Mas, Cristobal Araque y Marta Escurín llevan ya unos meses preguntándoselo poniéndose en la piel de estos cuatro amigos. Después de dos meses en la Sala Tú de Malasaña, el pasado 25 de julio estrenaron nueva temporada en la sala Lola Membrives del Teatro Lara – la sala Off del teatro-. Y han llegado dispuestos a dejar huella.  Aunque esta obra es una vieja conocida de la escena madrileña…

Teoría: el texto como punto de partida

Hace años, cuando aún abría sus puertas nuestro añorado Garaje Lumiere y cuando en Microteatro por Dinero no sólo se podían ver micro-obras, sino que también había «obras largas», Miguel Ángel Cárcano -de quién ya hemos hablado por aquí– adaptó el guión de una película escrita por él mismo para hacerla obra de teatro. Y después de eso hizo unas cuantas llamadas y montó la obra. Y la movió por esas salas y alguna que otra más cosechando éxitos sin parar.

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Cartel con dirección de Miguel Ángel Cárcano

Todos, tanto crítica como público, estaban de acuerdo en la clave del éxito de esta obra de nombre interminable y sabor fresco: la naturalidad. Y las risas, claro.

Un texto que está escrito con la precisión de quien sabe leer a la perfección las actitudes de los seres humanos, y con la genialidad de quien sabe qué decir en cada momento. Unos diálogos que parecen sacados de la boca de cualquiera de nosotros (y que a veces nos gustaría no reconocer como propios) son uno de los ingredientes principales de este cóctel. No en vano era -y es- una de esas obras donde de verdad la gente sale diciendo «es tal cual». O algo parecido.

Porque la realidad es que con sexo -o a pesar de él- esta obra habla de las relaciones. De quiénes somos cuando estamos en pareja. De cómo nos comportamos cuando creemos que las reglas del juego son unas pero obviamos y negamos que puedan ser otras diametralmente opuestas. Esta obra habla de las personas, de sus sentimientos y de la manera -a veces nefasta- de gestionarlos. Y de lo gracioso que es verlo cuando no se trata de nosotros…

En aquellos años fue el propio Miguel Ángel Cárcano el que dirigió a un grupo selecto grupo de actores para encarnar a Marta, Daniel, Virginia y Carlos. Los elegidos fueron Elena Corredera, Juan Martín Gravina, Marta Larralde y Vito Sanz.

Sumemos: un buen texto, una mejor dirección y un elenco de lujo. Lo dicho… varias salas y coleccionando éxitos.

Práctica: en el escenario de la mano de César Oliver

Cualquier tiempo pasado nos parece mejor, pero lo cierto es que la propuesta de César Oliver no es la hermana pequeña de la anterior. Es, simplemente, otra.

Partiendo del texto que tanta vida tiene por sí mismo, esta nueva propuesta tiene una frescura que la acerca a nuestros días. Una puesta en escena sencilla y sin artificio nos ata a la tierra: podría ser nuestro salón o nuestro garaje. Pero este montaje tiene un poco más de carga eléctrica de lo que prevemos. Los gags se acentúan siempre que se puede y los personajes se llevan un poquito más al límite si cabe. Sin olvidarnos de las interpretaciones, que parecen a medida de los personajes pues cualquiera diría que lo que tenemos frente a nosotros no son actores si no a los mismos Marta, Daniel, Virginia y Carlos discutiendo sobre si es lo mismo saber que suponer, o si se lo pasan mejor hablando que follando.

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El elenco en su paso anterior por la Sala Tú.

La naturalidad con que se ha llevado a la práctica esta nueva propuesta de una obra vieja conocida de la escena madrileña, no sólo respeta claramente la esencia de la original sino que además ha conseguido cerrar la etapa de la Sala Tú con llenos y arrancar en el Teatro Lara con la misma fuerza.

Si quieren risas, pasen y vean.

Y si quieren sexo, pues también…

Entradas y fechas para ver Teoría y práctica sobre los principios mecánicos del sexo

Madrid sigue siendo testigo del sexo como pretexto para pasarlo bien. Por muy mal que suene eso, todos sabemos que lo que más nos atrae de la obra no es todo lo que hemos analizado aquí y en el resto del universo digital. No. Lo que nos atrae de esta obra es el sexo. Y lo sabemos.

Así que vamos al grano.

La obra está en cartel hasta el 26 de septiembre, (casi) todos los martes a las 22.15h en el consabido Teatro Lara. Las entradas, por supuesto, se pueden comprar en la web del teatro, en entradasymás, en Atrápalo y en la taquilla del teatro.

¿Todavía quedan dudas? ¿Suponéis que no será para tanto? Bueno, ya se sabe que una cosa es saber y otra muy diferente es suponer…

Una pildorita para los indecisos.

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Día internacional del libro

Día internacional del libro: la palabra

23 de abril, día internacional del libro.

Actualmente en España el ritmo de publicaciones de libros es tan frenético que rondamos los 220 diarios.

Termina la jornada donde el libro, como objeto, ha sido el protagonista. Es posible que, aún así, muchas manos hayan conseguido sobrevivir a la (sobre)exposición de los libros de un día como hoy y hayan pasado sin apenas sostener uno. Posiblemente. Podría ser. Pero nadie, absolutamente nadie, habrá sido capaz de escapar de la palabra.

Lejos de elaborar un listado de libros ideales para comprar o regalar en un día como hoy, el valor de la palabra (escrita o no) me lleva -y me trae- a reflexionar.

El libro y la literatura en la actualidad

Actualmente en España el ritmo de publicaciones de libros es tan frenético que rondamos los 220 diarios. Las facilidades que presentan la multitud de plataformas y soportes llevan a una gran diversidad en la oferta. Como también supone un mayor acceso a la lectura. A priori, y siguiendo datos de encuestas y estadísticas, cada vez leemos más.

Sin embargo, datos tan alentadores no lo son todo. A pesar de tan buenas cifras, recientemente nos hemos enterado de que se elimina la asignatura de Literatura Universal de segundo de bachillerato. A una edad en que los jóvenes están más preparados para comprender y profundizar en obras más complejas, se les retira del plan de estudios. Paralela y paradójicamente, personas tan significativas en el sector como es el Director de la Feria del Libro de Madrid, Manuel Gil, plantean que es necesario considerar un plan de calidad en lo que a las obras literarias se refiere.

Leer y escribir, da igual el orden, ambos son nuestras armas para pensar.

Tenemos más medios, más herramientas, todos tenemos algo que decir y la manera de hacerlo. Pero quizá estamos llegando a un punto en el que no todo vale.

Por qué es importante la palabra…

La palabra viaja. Nace en la mente, es el germen del pensamiento, formula preguntas, resuelve inquietudes y expresa sentimientos. La palabra comunica, no sólo dice. La palabra tiene el poder de unir si los interlocutores hablan el mismo idioma. Literal y metafóricamente hablando. La palabra enseña y nos acompaña incluso aunque no la pronunciemos. La palabra es poderosa: comprenderla y saber utilizarla nos hace personas íntegras. Formadas. Menos vulnerables. Nos fortalece.

De ahí la importancia de leer.  Pero más aún, de ahí la importancia de escribir bien. No consiste únicamente en manejar bien el lenguaje, siguiendo las reglas que permitan que nos entendamos -que también-, sino en ser rigurosos con los contenidos.

Los escritores, sea cual sea su obra, tienen -tenemos- una responsabilidad indiscutible. Nuestras palabras, las que escribimos, las que previamente hemos pensado, van a acabar en los pensamientos de otras personas. Coetáneas a nosotros, o no. Paisanos, o no. Nuestras obras, ya sean artículos, libros, obras de teatro o reseñas, tienen un impacto cultural y social antes o después. Y, como tales, son reflejo de la época en la que vivimos y el contexto en que lo hacemos. Nuestras circunstancias nos acompañan y nos condicionan. Y quedan reflejadas en lo que contamos. Deliberadamente o no. Y al final formará parte de la memoria colectiva. Por lo que tenemos la obligación de cuidarlo. Protegerlo. Cuidarlo.

Leer y escribir, da igual el orden, ambos son nuestras armas para pensar. Se trata de comprender. Se trata de conocernos a nosotros mismos. Como decía la tan homenajeada este año Gloria Fuertes en el prólogo de su poemario «Isla Ignorada»:

Mi poesia está aquí, como nació -sin ropaje de retórica-,
descalza, desnuda, rebelde, sin disfraz.
Mi poesía recuerda y se parece a mí.

Lo que escribimos habla de quiénes somos en el más amplio sentido de la palabra.

… Y necesaria

El autor Fernando Aramburu está en boga tras recibir el premio de la Crítica por su novela «Patria». Más allá de la oportunidad de la obra, nos sirve para ejemplificar la responsabilidad que tienen, tenemos, para con la sociedad y con la historia. Todos coinciden en que Patria es una obra necesaria.

Lo que pasó, pasó. Y lo que pasa, pasa, por mucho que unos y otro se esfuercen con tesón en limitar a la gente el acceso a la información y a la cultura. Sea de la forma que sea y en la sociedad que sea. Porque antes o después, todos acabamos necesitando saber. El ser humano necesita saber. Conocer. Crecer. De poco o nada sirve censurar, como le ocurrió en su momento a Stefan Zweig también ahora en boca de todos por la película recién estrenada. Ni tampoco sirve alejar deliberadamente a los jóvenes de la Literatura Universal como ocurre en nuestros institutos. Son medidas malas e inútiles a largo plazo.

Porque la palabra, escrita o no, perdura.
En el tiempo.
En el pensamiento.
En la memoria.
Y por eso hay que cuidarla.

Feliz día internacional del libro.

A propósito, a pesar de venir a reflexionar, recomendaciones para hoy las hay siempre. Por ejemplo, aquí.

Elisabeth Huppert Elle Dia Mundial Teatro

#DíaMundialDelTeatro – Mensaje de Elisabeth Huppert

Para muchos el teatro es tan solo una opción de entretenimiento. Es posible. Es un hecho, de hecho, y no es reprochable. Igual que para otros -o los mismos- lo es también el cine. O la música.

Para otros -no sé si más o menos que los anteriores- es además un modo de vida. Y ello no quiere decir necesariamente que puedan literalmente vivir con las ganancias del teatro. Es más bien que directamente no podrían o no sabrían vivir sin el teatro en sus vidas. La propia Elisabeth Huppert, encargada este año del mensaje del Día Mundial del Teatro en la UNESCO, se refería a esto en su mensaje:

Nosotros no hacemos que el teatro exista. Es gracias al teatro que nosotros existimos.

Sea como fuere, tanto unos como otros tienen en común el eje fundamental por el que el teatro es indispensable en nuestras vidas: es cultura. Escogida o llegada casi sin quererlo, la cultura enseña. De la cultura se aprende. Todos somos esponjas que absorbemos en mayor o menor medida y mientras eso sea así, y el mundo siga siendo mundo, el teatro seguirá siendo una herramienta fundamental en nuestro aprendizaje del mundo. De la vida.

En un mundo que está permanentemente en conflicto, donde queda patente que por mucha globalización que vivamos, seguimos sin escucharnos, seguimos sin entendernos y seguimos sin tener ganas de hacerlo, buscamos y necesitamos elementos como el teatro para aprender a mirar lo que no somos nosotros o, mejor dicho, lo que en buena medida sí somos pero no nos atrevemos a ver.

Y la multipremiada actriz no ha querido dejar pasar la oportunidad para comentar todo esto y más en su mensaje de hoy.

Aquí, transcrito en su totalidad para quien quiera leerlo.

«¡Paso al teatro!»

Bueno, aquí estamos otra vez. Reunidos de nuevo en primavera, 55 años después de nuestra reunión fundacional, para celebrar el Día Mundial del Teatro. Un solo día, 24 horas, que comienzan de la mano del teatro NO y del Bunraku que pasan por la Ópera de Pekín y el Kathakali, brillando entre Grecia y Escandinavia, de Esquilo a Ibsen, de Sófocles a Strinberg, entre Inglaterra e Italia, de Sara Kane a Pirandello, y también Francia, donde nos encontramos, y en París, la ciudad del mundo que atrae a más grupos de teatro internacional. En esas 24 horas podemos ir de Francia a Rusia, de Racine y Molière a Chejov, e incluso atravesar el Atlántico para acabar en un campamento californiano, tentando a jóvenes a reinventar, quizás, el teatro.

De hecho, el teatro renace cada día de sus cenizas. No es sino una convención que hay que abolir incansablemente. Así es como sigue vivo. El teatro tiene una vida abundante que desafía el espacio y el tiempo, y las obras más contemporáneas se nutren de los siglos pasados, los repertorios más clásicos se hacen modernos cada vez que son representados de nuevo en escena.

El Día Mundial del Teatro no es pues, obviamente, un día cualquiera de nuestras vidas que deba ser tomado de forma banal. Hace revivir un inmenso espacio-tiempo y, para evocarlo, querría citar a un dramaturgo francés tan genial como discreto, Jean Tardieu. Hablando del espacio, se pregunta «cuál es el camino más largo para ir de un punto a otro». Sobre el tiempo, sugiere «medir, en décimas de segundo, el tiempo que se tarda en pronunciar la palabra ‘eternidad». Sobre el espacio-tiempo, también dice: «Antes de dormir, fija tu mente en dos puntos del espacio, y calcula cuánto tiempo se tarda, en un sueño, en ir de uno a otro».

Es la frase «en un sueño» la que siempre me da vueltas en la cabeza. Pareciera que Jean Tardieu y Bob Wilson se hubieran encontrado.

También podemos resumir nuestro Día Mundial del Teatro citando las palabras de Samuel Beckett, que hace decir a Winnie en su estilo expeditivo: «¡Oh, qué hermoso día habrá sido!».

Al pensar en este mensaje que tengo el honor de que me hayan pedido que escriba, he recordado todos los sueños de estas escenas. Por eso puedo decir que no he venido a esta sala de la UNESCO yo sola. Todos los personajes que he interpretado en escena me acompañan. Personajes que parecieron irse cuando caía el telón, pero que han cavado una vida subterránea en mí, dispuestos a ayudar o destruir a los personajes que les sucedieron. Fedra, Araminte, Orlando, Hedda Gabbler, Medea, Merteuil, Blanche Dubois.

Me acompañan también todos los personajes que he adorado y aplaudido como espectadora. Y por eso es por lo que pertenezco al mundo. Soy griega, africana, siria, veneciana, rusa, brasileña, persa, romana, japonesa, marsellesa, neoyorkina, filipina, argentina, noruega, coreana, alemana, austriaca, inglesa, realmente del mundo entero. Esa es la auténtica globalización.

En 1964, con ocasión de este Día Mundial del Teatro, Laurence Olivier anunció que, tras más de un siglo de lucha, por fin se acababa de crear en Inglaterra un teatro nacional que él quiso transformar inmediatamente en un teatro internacional, al menos por su repertorio. Él tenía muy claro que Shakespeare pertenecía al mundo.

Me ha encantado saber que el primer mensaje de estos Días Mundiales del Teatro, en 1962, se le confió a Jean Cocteau, por ser autor del libro La vuelta al mundo en 80 días otra vez. Yo he dado la vuelta al mundo de forma diferente. La he dado en 80 espectáculos u 80 películas. Incluyo aquí películas en las que no distingo entre hacer teatro o cine, que sorprende cada vez que lo digo pero es cierto. Ninguna diferencia.

Al hablar aquí no soy yo. No soy una actriz. Soy solo uno de esos incontables personajes gracias a los cuales el teatro sigue existiendo. Es un poco nuestro deber. Y nuestra necesidad. Cómo expresarlo… Nosotros no hacemos que el teatro exista. Es gracias al teatro que nosotros existimos.

El teatro es muy fuerte, resiste, sobrevive a todo, a las guerras, a las censuras, a la falta de dinero. Es suficiente con decir «la escena es un escenario vacío de un tiempo indeterminado» y hacer entrar a un actor. O una actriz. ¿Qué va a hacer? ¿Qué va a decir? ¿Van a hablar? El público espera, ese público sin el que no existiría el teatro, no lo olvidemos nunca. Una sola persona de público, es público. ¡Esperemos que no haya muchas sillas vacías! Salvo en la obra de Ionesco. Al final la Vieja dice: «Sí, sí, muramos en plena gloria. Muramos para entrar en la leyenda. Al menos tendremos nuestra calle».

El Día Mundial del Teatro existe desde hace ahora 55 años. En 55 años soy la octava mujer a la que se le pide pronunciar un mensaje. Bueno, no sé si la palabra «mensaje» es la adecuada. Mis predecesores (¡se impone el masculino!) hablaron del teatro de la imaginación, de libertad, del origen, evocaron la multiculturalidad, la belleza, las preguntas sin respuestas.

En 2013, hace tan solo 4 años, Darío Fo dijo: «la única solución a la crisis, reside en la esperanza de una gran caza de brujas contra nosotros, especialmente contra los jóvenes que quieren aprender el arte del teatro: así surgirá una nueva diáspora de comediantes, que hará surgir de estas limitaciones unos beneficios inimaginables para una nueva representación». Beneficios inimaginables es una fórmula digna de aparecer en un programa político, ¿no? Como estoy en París poco antes de unas elecciones presidenciales, sugeriría a aquellos que pretenden gobernarnos, que estén atentos a los beneficios inimaginables aportados por el teatro. Y por supuesto, ¡nada de caza de brujas!.

El teatro para mí es el otro, el diálogo, la ausencia de odio. La amistad entre los pueblos. No sé ahora mismo qué significa exactamente, pero creo en la comunidad, en la amistad de los espectadores y los actores, en la unión de todos a los que reúne el teatro, los que lo escriben, los que lo traducen, los que lo explican, los que lo visten, los que lo decoran, los que lo interpretan, incluso, los que van. El teatro nos protege, nos acoge. Creo de veras que nos ama tanto como le amamos.

Recuerdo a un viejo director de la vieja escuela, que antes de que se levantara el telón, entre bambalinas, decía cada noche con voz firme: «¡Paso al teatro!».

Estas serán mis últimas palabras. Gracias.

Guillermo Barrientos y Eva Maricel Jorge y Silvia en Dos Días

DOS DÍAS: un ejemplo de verdad en el escenario

Intentar hablar de «Dos días» sin revelar ningún detalle importante es un ejercicio de incalculable contención. Y no hacerlo es casi un pecado.

«Dos días» hay que masticarla. Saborearla. Digerirla… Y una vez hemos hecho eso, hay que volver a verla

Coescrita por Miguel Ángel Cárcano y María Inés González, «Dos Días» es una de esas obras de teatro de las que hay que hablar. Ellos, habituales del circuito off de la escena madrileña, no sólo no pierden fuelle sino que siguen al pie del cañón y pisando fuerte. Esta apuesta, muy suya y con ciertos matices diferentes a lo que nos tienen acostumbrados, se ha convertido en una representación que entra de golpe y a bocajarro en el espectador. Por eso seguramente el diálogo en relación a ella es inevitable. Sobre todo con uno mismo.

«Dos días» hay que masticarla. Saborearla. Digerirla… Y una vez hemos hecho eso, hay que volver a verla para comprobar cómo ya es parte de nosotros, cómo lo era antes de verla, y cómo, sorprendentemente (¡o no!) descubrimos cosas que en la primera vez se nos pasaron por alto o interpretamos de manera equivocada.

SILVIA Y JORGE

Uno empezaría por explicar quiénes son los protagonistas pero la realidad es que Silvia y Jorge ni siquiera se conocen a sí mismos. Se encuentran en un hotel. Más bien se reencuentran. O al menos coinciden allí. Y pasito a pasito comienzan a deshojar la flor de sus deseos, sus miedos, sus inseguridades… Y ¿quién no se ha visto alguna vez en una situación así? ¿Quién no se ha sentido nunca en la piel de unos personajes así?

Pero ¿qué piel es esa?

Se trata de la piel de dos personas que aman. Pero también la de quien añora y sufre. La piel de quien una vez tuvo y ahora no está tan seguro. La de quien se aferra a algo a pesar de lo evidente. La piel de quien quiere creer. Necesita creer.

Jorge Silvia Guillermo Barrientos Eva Marciel Dos Dias Teatro Lara

Jorge y Silvia. Guillermo Barrientos y Eva Marciel.

TODOS SOMOS TODOS

Si uno se queda después de la función a cruzar algunas palabras con el equipo, no tardará en salir la frase todos somos todos. ¿Es posible hablar de una historia universal en esta obra?

En una historia de dos personas que comparten encuentros y desencuentros, no hay buenos ni malos. Solo hay piel. Y todos estamos hechos de eso.

Quizá uno de los mayores tópicos en lo que a la narrativa se refiere es ese de catalogar una historia como universal.

En el caso de «Dos días» sería demasiado fácil –y quizá osado- reducirla al concepto de historia universal. Para empezar porque lo que ocurre estrictamente en escena probablemente esté lejos de lo que la mayoría haríamos en nuestras vidas. Probablemente… Pero en muchos momentos de la función, más de uno y más de cinco (por decir algo), uno es capaz de ponerse al mismo tiempo en la piel de Silvia y en la de Jorge. A la vez incluso aunque sean posiciones opuestas. Y sentirlo con la misma intensidad conteniendo el aliento por ellos, intentando no invadir el espacio también contenido de quien tenemos a nuestro lado. La complejidad en la escritura del texto para encontrar un equilibrio y la habilidad para conciliar el universo de los personajes y el del espectador son tales, que esta obra supera lo universal. Esto es otra cosa…

En una historia de dos personas que comparten encuentros y desencuentros, no hay buenos ni malos. Solo hay piel. Y todos estamos hechos de eso.

CUANDO MENOS ES MÁS

Miguel Ángel Cárcano es un maestro en eso de la esencia. Ser uno de esos (pocos) privilegiados que (casi) siempre tiene una obra en cartel tiene mérito. Y tiene su sentido. Ser uno de los nombres del off madrileño no tiene tanto que ver con la factura de la producción – que también -, sino con la increíble factura de sus historias y la profundidad de sus personajes. Especialmente en esta última propuesta. Los textos que nos traen estos dos autores nacen y crecen porque lo hacen desde lo elemental, desde la verdad. No hay artificio en su dramaturgia, ni trucos. Hay cohesión y empaque. Hay sentido. Y capas. Capas y capas, como en la vida misma, que le llevan a uno a pensar. A sentir. Y no sólo eso, a mirarse uno mismo. Incluso aunque sea lo último que uno querría hacer cuando va a ver una obra de teatro. Como decía uno de los personajes de «Cuatros estaciones y un día» (también obra de los dramaturgos argentinos): «nos cuesta mirarnos detenidamente, nos miramos al espejo pero no nos vemos».

La comunión de estos dos artistas con la sensibilidad y el instinto del director y con la madurez del texto, cierran el círculo del menos es más. Y de la verdad

Con sus obras, con ellos, abrimos los ojos y nos abrimos en canal. Aunque sólo sea en el universo tan reducido y tan inmenso al mismo tiempo de nuestra intimidad. Solo eso y nada más que eso son sus obras. Cómo si fuera así de sencillo…

Y «Dos días» no es diferente a las demás.

LAS CARAS QUE NOS REPRESENTAN

Guillermo Barrientos Jorge Eva Marciel Silvia Dos días Teatro Lara Madrid

Guillermo Barrientos es Jorge. Eva Marciel es Silvia. En Dos días.

Eva Marciel y Guillermo Barrientos son Silvia y Jorge. Ellos, tan expuestos como están debido a su popularidad, un día deciden que quieren rasgarse las vestiduras para interpretar a estas dos almas perdidas. Con la única ayuda de una cama. Pero no sólo con una cama. Hacen falta
valentía y generosidad para profundizar en esas capas que son sus personajes y para ponérselas encima con mimo
. Para ponerse en la piel de Silvia y Jorge por un ratito. Para ser ellos para nosotros.

La comunión de estos dos artistas con la sensibilidad y el instinto del director y con la madurez del texto, cierran el círculo del menos es más. Y de la verdad ¡Y de qué manera!

CUÁNDO VERLA

Es difícil hablar de «Dos días» y no revela ningún detalle importante. Y, sin embargo, aquí estamos. Porque lo más fascinante de todo es que nada de lo aquí dicho finalmente revela nada de la obra. Y al mismo tiempo, lo dice todo.

Cartel Dos Días Teatro Lara sala Lola Memorives Madrid

Cartel de Dos Días. En la sala Lola Membrives del Teatro Lara.

Para vivir la verdad del teatro a pocos centímetros de estos artistas, hay que ir a ver «Dos días» (Y mejor si la vemos dos días). Y eso se puede hacer los miércoles de marzo a las 22.15h y los sábados de mayo a las 19.30h en la sala Lola Membrives del Teatro Lara.

Y sólo digo que hace falta ya una función con coloquio posterior. Ahí lo dejo.

Eso, y que perdérsela es, seguramente, un error.

The XX, I see you, album, 2017, música

«I see you» y otras cosas de The XX

Viernes 13, fecha de mal presagio en algunas culturas. En el calendario cultural de 2017 este primer 13 del año ha tenido una marca particular: «I see you» de The XX salió al mercado.

Son muy jóvenes. Decir que no llegan a los 30 y que acaban de publicar su tercer disco -cuando hace cinco que sacaron el segundo- quiere decir que son realmente muy jóvenes. Y el mérito no está en eso. O quizá no sólo en eso.

Érase una vez The XX

En el año 2009 nacía oficialmente y para todo el mundo un grupo de unos casi-aún-adolescentes británicos. El nombre de su bautismo fue The XX y el título de su primer álbum (así como la carátula) no dejaban lugar para las confusiones: «XX».

Entre «XX» (2009) y «Coexist» (2012), el mundo de The XX, tejido entre lo oscuro y lo onírico, se hacía patente.

The XX, XX, disco 2009

Era un disco que de una primera escucha uno no podía terminar de creer que fuera un álbum debut. Era frágil, sí. Quizá imperfecto. Pero tenía una seña de identidad definida y más de un tema que se adivinaba perduraría en el tiempo.

El disco arrancaba con «Intro», una canción casi totalmente instrumental que con el tiempo acabó colándose en el subconsciente de millones de personas. La atmósfera del tema parecía haber nacido en un lugar específico pero común para todos, tanto para ellos como creadores como para nosotros en tanto que visitantes de este espacio. Por otra parte, unos años después, la televisión también tuvo algo de culpa en eso de colarse en nuestras mentes. En España, sin ir más lejos, esta intro se usó en más de un anuncio.

Su apuesta estaba lanzada, el camino que querían recorrer estaba ya a la vista. Pero todo grupo pasa antes o después por una etapa de revisión del proyecto.

Entre «XX» (2009) y «Coexist» (2012), el mundo de The XX, tejido entre lo oscuro y lo onírico, se hacía patente. Música electrónica, dos voces diferentes pero complementarias, mezcla de instrumentos… Su apuesta estaba lanzada, el camino que querían recorrer estaba ya a la vista. Pero todo grupo pasa antes o después por una etapa de revisión del proyecto.

Después de 5 años, la espera empezaba a alargarse. ¿Volverían? En esos 5 años ha pasado lo que tenía que pasar. Que esos casi adolescentes encumbrados tan rápidamente se tuvieron que enfrentar a situaciones y toma de decisiones de lo más dispar. E incluso, por qué no, a investigar sus propios límites, jugar con otras cosas o dejarse fluir (cada uno con una motivación diferente). Pero al final, la cabra tira al monte y cuando lo que nació lo hizo como fruto de una pulsión muy clara, lo natural era continuar lo que un día comenzó.

Cierto es que los primeros compases de «Dangerous» -primera canción de «I see you»- nos remite directamente al mundo de los clubes nocturnos.

Ahora bien, ya sea por los años, por la madurez o por la experimentación personal y artística, el resultado deja regusto a muchas cosas. Hay que escucharlo.

El antes y el después de The XX

A muchos les gusta decir que una banda ha perdido su sonido cuando lo que ha ocurrido es simplemente una exploración y una evolución.

En el caso que nos ocupa, no hay realmente una pérdida como tal. Hay evolución, sí. Hay exploración, claro. Pero no han perdido su identidad. Cierto es que los primeros compases de «Dangerous» -primera canción de «I see you»- nos remite directamente al mundo de los clubes nocturnos. Esto último probablemente sea influencia directa de la incursión de Jamie XX en el mundo DJ. En estos 5 años de ausencia publicó un disco en solitario -«In colour»-, que posteriormente fue nominado a los Grammy en la categoría de mejor álbum de dance/electrónica.

Por eso no es extraño que, por momentos, el disco tenga cierto aroma discotequero pero, como dirían los amantes de los vinos, se trata del retrogusto. Porque de base siguen siendo oníricos, siguen siendo electrónicos -y con electrónicos no me refiero sólo a los sintetizadores-, e incluso mantienen ciertos paralelismos -sutiles- pero presentes con Interpol o White Lies.

Muchos han calificado este disco como más luminoso que los anteriores. Quizá esa luminosidad no se refleje sólo en ese paso adelante que ha dado la banda en cuanto a sonido. Efectivamente las canciones son más brillantes. Aunque todo apunta a que es también una declaración de intenciones. No en vano, la carátula del álbum, además de su ya inseparable X, es un reflejo de los miembros del club en una suerte de espejo que también refleja la luz del sol. Son ellos. Pero no son ellos. Hay sombras, las suyas. Pero también hay color y luz.

Un paso más que ya se nos empezó a anunciar en noviembre de 2016 con el lanzamiento del tema «On Hold», octavo tema del disco.

Solo con el tiempo podremos apreciar si la influencia del mundo DJ  ha llegado para quedarse.

A qué más suenan The XX

Al final, cuando escuchamos la música de uno u otro grupo, acabamos por conectar lo que escuchamos con otras referencias que tenemos. Para quienes The XX sean aún novedad, aquí van un par de opciones con estilos parecidos.

Foals – Late night

London Grammar – Wasting my young years

El veredicto

Sería injusto decir que no han cambiado nada, así como también sería injusto decir que es un álbum excelente.

No obstante, se agradece la frescura a pesar de la oscuridad, la contundencia a pesar de lo onírico y sobre todo, como decíamos en un principio, la capacidad de ser fieles a ellos mismos. De mantener su sello personal.

Tras varias escuchas resulta un disco equilibrado incluso con las nuevas propuestas. Aunque solo con el tiempo podremos apreciar si la influencia del mundo DJ  ha llegado para quedarse.