Del 27 de marzo a la Noche de los Teatros

Resulta realmente complicado estar disfrutando de un día como este 27 de marzo con un sol que invita a la calle y el campo, con un horario descolocado por el ajuste de nuestros relojes y además terminando las vacaciones -para quien las haya tenido- de Semana Santa.

Digo que resulta realmente complicado porque cuando eso, todo eso, coincide con el Día Mundial del Teatro, uno empieza a echar cuentas y resulta que el día se ha quedado sin horas suficientes como para aprovecharlo como se merece.

Para nuestro jolgorio y regocijo personal, intelectual, individual o grupal (y todos los «al» aplicables), tenemos la gran suerte de poder explotar ese amor incondicional por el teatro en su día mundial durante más de un día. Durante toda la semana del 28 de marzo al 1 de abril, Madrid está de enhorabuena: descuentos para entradas en multitud de salas y funciones, culminando la noche del 1 de abril con la, ya mítica, Noche de los Teatros. No sé a quién tenemos que agradecérselo pero, sea quien sea, aquí va mi agradecimiento.

Y para que no nos arrepintamos de no haberlo aprovechado al máximo, creo que habrá que planificarse.

Aquí algunas ideas.

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Veneno para ratones

Un salón. Tabaco. El pretexto de una cena. Un desconocido. Un quinqué. Whisky. Un par de periódicos. La codicia. Vino. La culpa. Tataki de atún. Venganza. Calor. Secretos.

Y siempre que hay secretos, también hay mentiras. Y vergüenza. Y miedo. O valentía.

Ningún desconocido.
Tres desconocidos.

Todos esos, y unos cuantos más, son los ingredientes de Veneno para ratones, de La Lirio Teatro. Sencilla y compleja al mismo tiempo, esta obra escrita y dirigida por Alberto F. Prados prorroga su estancia en La Pensión de las Pulgas.

Todo aquel que decide asistir a esta representación, debe hacerlo como un acto de voluntad de querer formar parte de algo. Si ése es tu caso, tienes que saber que no saldrás igual que entraste.

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Un dios salvaje

Cada mañana cuando suena el despertador y sacamos el pie derecho (o el izquierdo) de la cama, comienza un nuevo día. Cada nuevo día es una oportunidad para ser alguien. Uno elige quién quiere ser. Y, como suele ser habitual, cada mañana elegimos la máscara de lo que queremos ser, de quién queremos que la gente crea que somos. Abogados, gestores del patrimonio, profesores, vendedores… Esas pueden ser algunas de las máscaras. Otras podrían ser las de la mujer correcta o el hombre exitoso. O las que identifican a los padres como educadores a la vez que protectores de sus hijos.

Es bastante posible que cada una de esas máscaras, sea cual sea la que escojamos, hable de alguna manera de lo que realmente somos. De quiénes somos. Pero hay siempre una parte de nosotros, en mayor o menor medida, que decidimos no enseñar. Por educación, por cortesía, por prudencia… o porque no encajaría en ninguna de las otras máscaras que hemos elegido día tras día, y que componen la gran máscara que hemos decidido enseñarle a los demás.

Eso, aquéllo de lo que realmente estamos hechos, escapa al conocimiento de los demás por nuestra propia elección, y es el Dios Salvaje el que, cuando menos lo esperamos, decide que tiene que salir a la luz. Y mandar al cuerno todo lo que hemos construido (¿sabiamente?) sobre nuestra imagen, nuestra personalidad y nuestra reputación.

UDSalvaje

Un Dios salvaje

En eso consiste Un dios salvaje, escrita por Yasmina Reza e interpretada y reinterpretada sin caducidad, tanto en teatro como en cine, y que ahora se representa en Madrid en el Teatro Nuevo Apolo.

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Nosotros no nos mataremos con pistolas

La noche del martes en Madrid fue heladora, y en la puerta del La Bombonera anunciaban que la representación de la obra «Nosotros no nos mataremos con pistolas» empezaría con 15 minutos de retraso. Teníamos frío. Nos mirábamos unos a otros preguntándonos sin palabras por qué los que estaban resguardados en el recibidor del Teatro Lara no se apretaban un poquito más para que cupiéramos todos. Alguno, además, hizo cola con nosotros por equivocación, pues tenía entradas para la función de la sala off, pero estoy segura de que si hubiese entrado en la sala principal, no se habría arrepentido en absoluto… Porque el frío, el retraso y la cola a la intemperie, bien merecieron la pena.

«Nosotros no nos mataremos con pistolas» es una obra de teatro que recala ahora en el Teatro Lara de Madrid, aunque tiene una andadura de unos cuantos años -se estrenó en 2012 en el Teatro Lliure de Barcelona-. Tiene un sabor tan actual que importa poco la edad que tenga. O quizá es precisamente por eso. Porque su autor y director, Víctor Sánchez Rodríguez, nació en los 80 y con esta obra pone sobre la mesa lo que los nacidos en esa década se suponía que llegaríamos a ser y dónde nos encontramos en realidad. O por qué no nos encontramos a nosotros mismos.

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¿Son importantes los premios?

El pasado 6 de febrero tuvo lugar la ceremonia de los premios Goya 2016: la gala del cine español por antonomasia. Por trigésima vez en su historia (y la nuestra) y casi como si del año nuevo se tratara, tocaba hacer balance del año y fijarse propósitos para el que estaba a punto de comenzar. Y no he podido evitar ponerme a pensar en eso precisamente. En todo eso.

Nos gustan los premios

Partiendo de mi amplia experiencia en este campo, o lo que es lo mismo, teniendo en cuenta que habré ganado en toda mi vida alrededor de… 1 premio, voy a intentar hacer una aproximación a lo que considero que es más relevante en el mundo de los galardones.

Hay mucho alrededor de las entregas de premios que genera, cuanto menos, curiosidad.

Así a simple vista, nos volvemos locos con los premios. Nos encantan los premios. Nos encanta que nos los den y, si no, particiar en las porras de todos a los que nosotros no optamos. Y ver las galas de entrega, si podemos, y luego comentarlas. Comentarlas «después de» pero también durante mucho tiempo «antes de». Para eso hay que tener con quién, claro. Pero si no es así, en las redes sociales se mueve todo un mundo paralelo donde el sentido del humor es el rey -¡y cuánto se agradece comprobar que el sentido del humor español está en buena forma!-.

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