De la miseria humana

Cuántas veces nos habremos encontrado inmersos en medio de un debate sobre la finalidad del cine. «Yo lo que espero del cine es que me entretenga y punto» o «el cine es cultura y una importante forma de comunicación, y como tal  tiene que ser reflejo de la realidad». No es difícil sentirse identificado con alguna de esas dos afirmaciones, aunque los puntos de vista son siempre múltiples y diversos.

En la lista de nominaciones de los Oscars, echando un vistazo muy por encima, encontramos muchas películas basadas en hechos reales. Independientemente del tono o la forma que adopten, al final acaban hablado de lo que somos. De lo que estamos hechos.

Dos de esas películas –El hijo de Saúl y La gran apuesta-, muy diferentes entre sí en un montón de aspectos, nos hablan a la cara y sin censura de la miseria humana.

El hijo de Saúl es una de las películas más sonadas del momento. Acumula ya 31 premios de 33 a los que ha optado y uno de ellos, el Oscar, aún no se ha fallado. Entre los que cuenta, destaca el Globo de Oro a mejor película extranjera.

La gran apuesta, por su parte, cuenta con 74 nominaciones en su haber, de las cuales ha ganado 16. De momento ninguno de esos premios es de los más conocidos.

Pero ¿qué tienen en común estas dos películas? Desde mi humilde opinión, que nos dan una bofetada.

En la primera acompañamos a Saúl, un prisionero en un campo de concentración que nos lleva por sitios tan parecidos al infierno en la tierra, que uno no puede dejar de preguntarse cómo el ser humano puede llegar a esa situación. Un plano semisubjetivo prácticamente durante toda la película, un cuadro muy cerrado (pantalla en 4:3), el foco usado de forma muy precisa, muy pocos diálogos y la cámara constantemente en movimiento por todos y cada uno de los recovecos de un lugar que no debería existir. Y ver, a través de sus ojos, y sobre todo intuir y reconstruir, todo lo que allí tiene lugar y la capacidad del ser humano de hundirse poco a poco. Una historia llena de personajes que se mueven sobre todo por el miedo. Porque al final todo es miedo. A lo diferente. A perder lo que uno tiene aunque no lo haya conseguido por sí mismo. Al otro. A perder la vida. Y la propia historia de Saúl en este periplo que, a pesar de todo, está llena de esperanza y de lucha. Lo demás lo tendréis que descubrir vosotros mismos.

¿Qué tiene que ver esto con la crisis de 2008 y lo que nos cuenta La gran apuesta? Mientras grandes nombres de la economía y el sector financiero se enriquecían a partir de basura, unos pocos se dieron cuenta del peligro que eso representaba a nivel mundial. Esos pocos, con distintas motivaciones y perfiles muy diferentes, se dieron cuenta de cómo la codicia de los primeros, acompañada de la necedad de no querer ver la cara B de sus acciones, podía llevar al mundo a la deriva. Y también que ellos mismos se podían enriquecer de esa situación. De la quiebra del mundo. Y de la ruina de millones de personas ahogadas con productos financieros que jamás entendieron (y que tan solo lograrán entender a medias cuando vean esta película). Todo ello a una velocidad vertiginosa que se contagia al espectador también por la forma en que está rodada.

Tanto la una, como la otra, a mi me producen también miedo. Miedo a lo que el ser humano es capaz de hacer por estar por encima del otro. Por tener más que el otro. Por predominar ignorando deliberadamente las consecuencias de sus actos y la repercusión a pequeña y gran escala. Miedo a lo ciegos que decidimos estar cuando nos conviene (o al menos nos convencemos de que nos conviene).

Dos películas que, a mi juicio, son imprescindibles. Personajes perfectamente definidos, actores que hacen un trabajo increíble, thriller en el caso de El hijo de Saúl, drama (con mucha comedia) en el caso de La gran apuesta.

En cuanto a si la finalidad es la de entretener o la de mostrar la realidad, es necesario que tenga algo de ambas cosas. Entrar en la película, en la vida de esos personajes, es parte del entretemiento. Y a veces, una buena dosis de realidad es muy necesaria.

¿Las habéis visto? ¿Os habéis sentido igual?

 

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2 comentarios en “De la miseria humana

  1. La Mamma dijo:

    Tengo que ver la película.Realmente la descripcion que haces de ella me invita a contrastar tú opinión.
    Sigue en tu línea de comentarista culta y bien documentada, para invitarnos a ir al cine.
    Gracias.

    Me gusta

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